La historia detrás del croissant: un ícono francés que conquistó el mundo
- Grupo Seratta
- 8 dic
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El croissant es uno de los emblemas más reconocidos de la gastronomía francesa, un símbolo de la panadería que evoca mañanas parisinas, cafeterías llenas de encanto y la tradición del art de vivre. Sin embargo, pocos saben que su historia comienza lejos de Francia, en un episodio histórico lleno de curiosidad y leyenda. Su forma de media luna tiene raíces que se remontan al imperio otomano, y fue solo más tarde que Francia lo transformó en el clásico que conocemos hoy.

La leyenda más conocida sitúa su origen en Viena, durante el asedio otomano del siglo XVII. Panaderos locales habrían creado un pan en forma de media luna —símbolo de la bandera otomana— para celebrar una victoria inesperada. Esta preparación, llamada kipferl, era muy diferente al croissant actual, pero marcó el inicio de su camino hacia la fama europea.
Fue en el siglo XIX cuando el croissant comenzó a evolucionar en Francia, gracias a los avances en técnicas de laminado y fermentación. Los panaderos franceses, con su maestría característica, transformaron el kipferl en una obra de arte ligera y hojaldrada. La incorporación de mantequilla de alta calidad y el refinamiento de la técnica dieron vida al croissant moderno.
El proceso de laminado es el corazón del croissant. Consiste en envolver una barra de mantequilla dentro de la masa y estirarla en repetidas ocasiones para crear capas que, al hornearse, generan el hojaldrado perfecto. Este procedimiento requiere precisión, paciencia y temperaturas controladas, convirtiendo al croissant en una prueba del dominio técnico de un panadero profesional.
Hoy en día, existen muchas variantes del croissant: desde los clásicos de mantequilla hasta los rellenos con almendras, chocolate o crema pastelera. Cada uno mantiene el equilibrio entre ligereza, sabor y textura crujiente. La variedad refleja la evolución de la panadería francesa y su capacidad para reinventarse.
El croissant también representa la cultura francesa del desayuno. Es común disfrutarlo con café espresso, mermelada casera o simplemente solo, apreciando su sabor y fragancia. Este ritual matutino se ha convertido en parte del encanto de Francia, enamorando a millones alrededor del mundo.
En Marie Antoinette, el croissant ocupa un lugar especial. Lo elaboramos siguiendo técnicas tradicionales, con ingredientes seleccionados y un respeto profundo por la historia que lo precede. Cada pieza representa un homenaje a su origen y a su legado en la gastronomía mundial.




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